sábado, 25 de octubre de 2008

La Escalera... de treinta escalones.


La escalera de la casa tenía treinta escalones era la escalera de la infancia ...
tan lejana como los gritos roncos, las caricias suaves que escaparon impacientes en busca de un pedazo de cielo que se evaporó en el tiempo.

Nunca hablé de esa casa pero si de los 30 escalones
que contaba cada vez que los subía o los bajaba...
Los bajaba para guardar las ternuras que conseguía durante el día
y los subía cuando tenía hambre y frío...
-Hay que pisar cada uno de los escalones sin paisaje, me repetía.

Subir el primero o segundo , era la espesura, el espejismo, la tormenta...
Mi desafío, como en un juego, era llegar al treinta. ... y último.

Treinta escalones.

Treinta escalones gastados...

-Si los habré contado… ¡ treinta escalones!

Ni uno más, ni uno menos, miradores de mi alma y también de mi sombra.


Uno a uno, los bajé, uno a uno...los subí.

En ningún momento me paré a pensar si debía volver atrás. ...

y me quedé jugando a los dados con mi destino... envuelta en algodón egipcio.

Marga®.

1 comentario:

Unknown dijo...

Lo leí en Muestrarios. Cuánto dice la escalera cierto, el tiempo, el tiempo. Muy bueno, abrazos, Julia