A veces se actúa con los hijos de forma contraria a lo que
recibimos..
por eso debemos reconocer nuestras heridas, ocuparnos de
ellas y sanarlas, ... eso lleva un tiempo.
Necesitamos perdonar, si no fue el mejor padre ... por lo
que hizo o dejó de hacer.
Perdonar su actitud depresiva, su dolor no resuelto del
pasado, sus propias carencias de infancia,
tal vez la falta de padre o ese padre
ausente…
Aceptar al
papá que nos ha tocado en este vida es un proceso
curativo,
que da
alivio y calma. Tomar lo que nos dejó como herencia, el que nos corresponde, el
que pudo darnos, con los fallos y también sus aciertos.
Cuando lo hacemos nos sentimos plenas y merecedores de todo
lo bueno.
Cuando no aceptamos, estamos negando y rechazando nuestro
orígen,
y eso es lo que nos confunde y nos llena de dolor.
Aceptarlo como fue ...ese es el aprendizaje
familiar, amarlo y aceptarlo como fue me ha conducido a la paz y a la
reconciliación.
Besos en las mejillas Marga.
No puedo pensar en ninguna
necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un
padre.