miércoles, 30 de enero de 2008

La casona de Villa Devoto


Me gustaban los domingos porque la vieja casona de Villa Devoto era admirada por los curiosos que visitaban el barrio.
Cada vez que recuerdo aquella casa siento la nostalgia del pasado que no vuelve...
Siempre creí que algún orden misterioso componía la historia de esa casa porque sentía los vestigios de un pasado que no termina con la muerte.
De chica cuando contemplaba la casa desde la vereda de enfrente sentía como un "gran terror", porque imaginaba que la enredadera que cubría el frente, estaba a punto de devorarse la casa.
La terraza estaba atestada de plantas había una puerta que daba a un altillo, donde me gustaba estar porque tenía la sensación de entrar a un mundo regido por leyes distintas.
Ese era un rincón inquietante porque estaba lleno de libros, tomaba uno cualquiera y me escondía entre los viejos macetones que simulaban una cueva.
Vivía un tiempo de angustia enorme de rebeldía furiosa, contra el destino, la vida, todo...
En mi cuarto escribía poesías y hacía planes, construía ilusiones, tenía ideales...
Hoy... todo es distinto, todo ha cambiado aunque está todo grabado en el fondo de mi ser y se que los días vividos de dulzura, de amor, odio y rencor, son y serán eternamente míos aunque el destino haya logrado quitarme lo que tanto quise en aquella casa.
Marga®

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