Hay un instante en la nada
que es del destino...
Sin nada para hilar un palabra
sin tiempo para buscar
hadas en las flores,
sin generosidad para
regalar pétalos muertos
que se inclinaron ante mí.
Me inquietan los días
tropiezo con las noches,
siendo amiga del silencio...
A veces la vida duele...
Mi ser atestado de duendes mudos.
Mi ser quebrado en sentimientos.
Mi ser que destruye el hormigueo
en mi vientre... .
para huir de la inquietud
de este instante.
Quiero desaparecer con los fantasmas
y en especial con los ángeles,
bellos como duendes embusteros,
que emergen en la noche
y aplastan la esperanza.
Marga®
Marga Seoane
© Todos los derechos reservados
Trabajemos como si nunca tuviéramos que morir,
y vivamos como si tuviésemos que desaparecer a cada instante.
Don Bosco
3 comentarios:
El destino se enebra en cada acción diaria, en tener el corazón abierto para que esos duendes mudos se alimenten de nuestro sentir. No existe el destino predeterminado, nuestro destino es solo nuestro.
Buena entrada Marga.
Te dejo un beso
Hermosísimo, me ha conmovido. Eres muy tierna y a la vez muy profunda escribiendo.
Saludos, fue una gozada leer tu poema.
A los duendes buenos hay que salir a buscarlos cuando no llegan, asi se hace el destino. De lo contrario la espera se torna lenta y a veces eterna.
Muy lindo tu poema Marga!
Besos y se feliz!
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