De pronto
despierto sobresaltada,
en el
silencio de la noche...
Alguien
llora ...
Tomo mi bata
y salgo al jardín...
temblorosa
...
y no oigo
nada.
Miré el
reloj que cuelga en la cocina,
son las tres de la madrugada.
En medio del
cielo ...
una luna
radiante...
y cristalina
...
mirándome
...
rodeada de
una multitud de estrellas,
me
esperaban...
Y juntas
compartimos un vaso
de jugo de
naranja
brindamos
... y...
sin oir nada
más que el canto
de los
grillos ...
regreso a
la cama.
Marga®
Marga
Seoane
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reservados
Estamos hechos, en buena parte,
de memoria, de nuestra pobre y endeble
memoria.
Y esa memoria esté
hecha,
a su vez en buena parte de
olvido.
Jorge L.
Borges
7 comentarios:
Hola Marga, me gusta la noche, podés sentir el palpitar de estrellas desde el inmenso cielo, que nos acaricia como un gran telón de terciopelo.
Un abrazo.
La Luna te necesitaba...Casi siempre le necesitamos nosotros.
Lindo poema!
Saludos
Conectarse con ese infinito es un don de ´pocos.
Hermoso Marga.
Un beso
Los sueños, querida Marga, suelen darnos estos sobresaltos...pero la luna y las estrellas...son buenas consejeras.
Un abrazo.
Precioso el regalo que te tenía deparado la noche.
Esos son momentos únicos que hay que atesorar.
Un abrazo
Adorable el juego con el zumo de naranja
Precioso y lleno de ternura y magia.
Encantada de quedarme en tu blog.
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