martes, 20 de mayo de 2008

Un tropezón ... no es caída.


Cuando ponemos todo nuestro empeño en conseguir algo y fracasamos, nos decepcionamos.

Y en cierto modo, cambia la opinión que tenemos de nosotros .

Si este sentimiento se repite varias veces, la autoestima se tambalea y con ella nuestra seguridad psíquica.

Una autodecepción moderada puede ser positiva:

nos enseña a evitar cometer los mismos errores.

Y nos ayuda a proyectar el ánimo hacia la superación personal.

El problema viene cuando la autodecepción se integra psicológicamente de forma negativa, bloqueándonos.

Algunas personas se convencen de su poco valor y optan por abandonar toda lucha:

el fracaso nunca lo interpretes como definitivo, a veces son tan solo tropezones ... y no caídas.

Marga

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